sábado, 12 de julio de 2014

Recuerdos de Palancares

Siento mucho el abandono al que he tenido relegado el blog, pero las circunstancias de la vida con la "autoexplotación" a la que se ha sometido uno en los últimos tiempos no me han dejado alternativa. Los pocos fines de semana libres que me he permitido han sido en los que me habéis visto por las últimas carreras, y bueno, una de las actividades "culpables" de esto ha sido la ampliación del mapa de Los Palancares, que es de lo que voy a hablar un poco en esta entrada. La razón de ser fundamental de este mapa son sus históricas instalaciones para campamentos. Mi primer campamento fue de hecho allí cuando tenía creo que 11 años, en un campamento de las asociaciones de vecinos de Toledo, pero es que además había estado ya mi padre de niño unas cuantas décadas atrás, habiéndose pegado para ello un viaje más que curioso, porque mi padre es de Ferrol...

Mucho ha cambiado desde entonces este campamento, yo dormí en unas tiendas de lona roja tan tiesa que al doblarla crujía, y como aislante para el suelo teníamos una especie de palés de plástico... y según mi padre él durmió en las mismas tiendas rojas, pero sobre palés de madera de verdad, acolchados con paja ¡!
Ahora ni rastro de tiendas, hay cabañas de madera. El comedor está de lujo en comparación con los cuchitriles que había entonces, y los baños lo mismo. Así que nada que ver con lo que conocí entonces. Y no solo yo, estoy seguro de que más de uno y de dos de quienes me lean lo conocieron también. Ahora es muy interesante para quienes se quieren alojar allí cuando se celebren carreras, y se come muy bien. Muy recomendable.

Aún me acuerdo de bastantes anécdotas de ese campamento, sobre todo de las excursiones a las Torcas, a las Torcas de Agua, al Nacimiento del Cuervo, mi primera víbora... (los talleres y esas moñeces nunca me interesaron mucho). Luego, con 15 años volví otra vez a Palancares, pero esta vez ya... en condiciones muy distintas: como punto de inicio de un campamento itinerante de espeleología en el que cruzaríamos toda la Serranía hasta Beteta y en el que me "enganché" a este mar de bosques.

La anécdota más "impactante" literalmente y por la enseñanza que me dejó, fue una mañana cuando corría entre estos pinos, hablando con otro que venía corriendo a mis espaldas. No sé qué le estaba diciendo al correr, con la cabeza totalmente girada hacia atrás, cuando de repente volví la cabeza hacia delante... para darme de bruces contra el tronco de un pino, en un "ostiazo" tal que a poco no caigo inconsciente y que no se me olvidará mientras viva. Creo que incluso mi nariz cambió de forma a raíz de aquel leñazo. Así que ya sabéis... aplicando la moraleja a la orientación: corriendo por el bosque nunca miréis atrás...

Del terreno no comentaré nada, a quienes vinieron les gustó mucho la carrera. Yo solo diré... si esto os gustó, con lo siguiente vais a flipar.

Y hasta aquí esta entrada light, solo como "señal de vida" y preludio de lo que voy a ir desarrollando este verano... que tendrá bastante chicha.

Al contrario que para la mayor parte de España, en la Serranía en verano no soltamos el pie del acelerador sino que lo pisamos a fondo. Mucho entrenamiento de alta calidad (jiji), mucha ayuda mutua en tareas estivales de los amigos dentro de este mundillo forestal de la sierra, mucho trabajo personal, y cierto mapita nuevo del que comentaré y pondré fotos en breve. Bueno, y algún rato habrá que tener también para tomar la sombra debajo de un gran pino, o nadar en el agua helada de alguna hoz perdida.

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