martes, 11 de marzo de 2014

Crítica POM (viaje a Portugal)

Pues finalmente he podido hacer un hueco en un finde de esta apretada primavera para escaparme, por primera vez, al famoso POM "Portugal O Meeting". Bastante había oído ya contar maravillas de la mayor competición de orientación de la Península Ibérica y siempre por H o por B no había podido acudir. Buenos mapas, buenos terrenos, buen ambiente de competición internacional... y todo en el marco que siempre ofrece Portugal de amabilidad, buena comida a muy buen precio y paisajes chulos. Así que me he quitado una pequeña gran espina.

Los portugueses nos han dado una buena clase con el desarrollo y el éxito en que se ha convertido esta competición: muchos terrenos de calidad, localización en el sur de Europa, la misma variedad en relieves que tenemos nosotros, y que unido a unas temperaturas suaves, más temperadas por el Atlántico que en el interior ibérico, lo convierten en el territorio ideal para organizar una gran prueba anual como inicio de temporada para media Europa.

Pero no todo podía ser perfecto: esta vecindad del Atlántico les trae un invierno más templado pero también más húmedo. Y los inviernos en que el famoso Anticiclón de las Azores se va de vacaciones al trópico, y las borrascas tienen vía libre hacia la Península, significan que toda esta fachada Atlántica portuguesa, y también el noroeste español, pasan a tener clima británico. Y es que no había ido al POM antes pero sí a unas cuantas otras competiciones en Portugal. Y en invierno no sabe uno si va a correr o a nadar. Y siendo el terreno de impermeable granito casi siempre, esto significa lanchas como toboganes de piedra, praderas para cruzar en hovercraft como los Everglades, y tener que nadar de verdad cruzando arroyos donde en verano solo hay cantos rodados. Y así ha sido una vez más... pero esto le da su encanto también, y suma a la diversidad ingente de terrenos de Iberia la posibilidad de empezar la temporada corriendo en un campo de batalla de barro como en Escocia.

Lamento no colgar mapas ni comentar las carreras, pues la falta de tiempo me lo impide, pero sí haré una crítica general: lugar elegido para competición bien, terreno rocoso de granito con lo que ello implica de intrincaciones técnicas para la entrada a cada punto, más bien abierto la mayoría de los días dándose la circunstancia de que corríamos en tierra quemada por incendios :-S, terreno un poco "guarro" con la típica mezcla caótica de bosquecillos, matorrales más o menos altos con tojos, retamas y piornos, y pastos como suele darse en Portugal (me conmueve pensar el paraíso que serían el norte de Portugal y Galicia si no hubieran devorado a base de incendios seculares todos los bosques de carvalhos...) La cartografía entre excelente y solo buena (el primer día así me lo pareció), impresión pésima y que se borraba con el agua -espero que no repitan esto jamás-, y unos trazados en general bien, pero el último día deleznable.

El primer día... para olvidar, pues entré en el mapa creo que sobre la baliza 15... aunque el terreno sí me gustó. Carrera para olvidar. El colega Quique se estuvo divirtiendo un rato conmigo al ver como "hacía la goma" cuando le dejaba por correr más rápido y en la siguiente me volvía a pillar... absolutamente ido. En una baliza me llegó a suceder algo que no me había pasado nunca: era la correcta, miré el código y no lo reconocí como mi baliza, y eché otros 15 minutos por allí hasta que volvíera a cruzar por allí...  en fin "nunca digas esto no me pasará". El domingo un terreno más abierto y con desnivel del que a mí me beneficia: bien, salvo alguna pérdida y lo que me sacan quienes corren con clavos, a los que tengo mucha manía solo hasta cierto punto fundada. El lunes (WRE) fue un carrerón con todas sus letras, de las carreras cortas más chulas que he corrido nunca, con dos bucles al principio de 10 absoluto y que solo hacia el final se descafeinaba un poco. Solo esa carrera ya mereció la pena el viaje, la disfruté muchísimo.

El martes, el día del gran fiasco: carrera en 15.000, larga... llego a la 1 y no está. Me vuelvo... pierdo más de 10 minutos en estar seguro de cuadrar la escala y al llegar me doy cuenta de que había estado a 5 metros de ella y no la había visto. Shit happens... nunca me he desanimado por irme a las antípodas en una baliza uno, pues menos aún por una mala suerte tan descarada. Sigo bien motivado: 2, 3, 4, 5, 6... y en la 7 me veo que la mejor elección es atravesar el mapa por un camino para llegar a una piedra en medio de un pequeño vallejo que se distinguía perfectamente desde el laderón de bajada (y llevando detrás una de esas lapas portuguesas de dos patas). Asco. A la 8 parecido. Más asco. La 9 la veo desde la 8 y ahí se acabó mi paciencia y dejé de correr para pasar a trotar, como un entrenamiento (eso sí, fiel a mis principios de no abandonar nunca) pues no me apetecía jugarme el pie para una carrera así (ya me había atravesado un costado de la zapatilla un tocón de piorno quemado). El final de la carrera un paso por el pueblo sin chicha ni limoná, otros puntos que se veían venir de lejos, y una rampaza sin aliciente técnico alguno me hicieron alegrarme de mi decisión y compadecer a los pobrecillos que tuvieran que dejarse el hígado por estar jugándose una posición importante.

Y eso es lo que hay... por el lado de la orientación pura le doy un 7/10 global, luego las risas, los amigos ;-), el O-turismo, las viandas, el bacalhau, la Super Bock, las natas y los galaos, completaron un puente que no me arrepiento de haber pasado cruzándome la Península para echar unos correteos por la Escocia ibérica. Repetiremos POM, seguro.

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