lunes, 27 de mayo de 2013

La dehesa en invierno


Empezamos el blog con una entrada retrospectiva, escrita en pleno invierno cuando pensé en crear el blog, pero que hasta ahora no he tenido tiempo de arrancar:

Y este lugar es, efectivamente, una dehesa... bastante diferente a lo que la mayoría entiende por dehesa, como las de Navalcán como prototipo. Sino una dehesa olvidada y salvaje, perdida en la inmensidad de la Serranía de Cuenca. Robles, quejigos centenarios rodeados por un mar de pinos. Que una nevada como esta la envuelve aún más en el misterio. A la mayoría de la gente si le piden que califique la nieve, dirá que blanca y fría. Cierto, claro, pero a mí me gusta, sobre todo, su silencio. Cuando de noche cae una buena nevada, suelo saberlo antes de salir de la cama, por ese silencio inconfundible. Dicen... que una persona se vuelve loca en menos de una hora bajo condiciones experimentales de silencio absoluto ¿mmm da que pensar?

Quizá, pero después de cualquier semana escuchando noticias que cada día provocan más bochorno, indignación y rabia en cualquier ser que se pueda llamar humano... uno está bastante agusto inmerso en este silencio. El único sonido que se escucha es el del viento, algún pájaro que pasa justo por encima de mi cabeza... es un buitre acechando una posible presa. Silencio tal que se puede escuchar el silbido de las alas del buitre contra el aire, a varias decenas de metros sobre mí. "No es tu día, pájaro. Vuelve al nido. Ninguna corriente ascendente de aire con esta rascaza, te vas a cansar".


La nieve es tranquilidad, paz, calma, espera...
Pero la nieve es sobre todo es un gran almacén de energía pura, virgen... las entrañas de estas tierras calcáreas saben muy bien cómo preservarla. 



Caminar sobre esta nieve recién caída, que aún no ha estado por encima de 0º C y no ha pasado por ningún proceso de derretimiento y nueva congelación, es penoso y cansado, aunque valga la pena el esfuerzo. Dejemos las reflexiones filosóficas a un lado. Y voy a cartografiar, me digo. Pero pienso en los pastores de la Mesta que, durante siglos, han utilizado esta dehesa que ahora se echa a perder, como agostaderos en su vida trashumante. Y es que estos bosques se visten de espinos... como decía aquella canción de Serrat sobre Machado. Jejejeje y tanto que se están vistiendo de espinos... quienes corran aquí se van a acordar de mí, en estos zarzales que tapizan laderas como en Asturias, si el trazador al final no es un poco hábil.

Ese es el objeto "productivo" de plantarme aquí con esta nevada: meterme sobre unos zarzales aplastados por la nieve con la intención de marcar con el GPS las rocas u otros objetos a los que dentro de unos meses no podría acceder sin una armadura como la de Sauron:


Buena propaganda, dirá alguno, para la carrera... pero calma, pues son solo algunas laderas. Habrá sitio de sobra para una carrera a toda pastilla. Y sino, como dice la máxima del maestro... hay que correr en todos lados. La Serranía significa calidad y variedad de terrenos. Este mapa va a ser rápido, pero a muy pocos kilómetros... jejeje. Una pista puedo adelantar del mapa de esta Dehesa, que ya veremos cuándo se usará: no habrá árboles singulares. Porque entonces deberían serlo casi todos. Y es que es una dehesa monumental. Quejigos centenarios, entorno impresionante para una carrerita. Colgaré algunas fotos de estos lugares en primavera... cuando lleguen las hojas allá por finales de mayo o principios de junio.


No man's land... la Serranía. La Siberia ibérica.





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