En esta tabla de la evolución de la población
de Madrid podemos ver, exactamente, en qué etapa se encontraba Madrid el 28 de
febrero de 2013, y el nuevo remonte poblacional que empezó en 2015.
Ahora, en otoño de 2016, tras las primeras
lluvias, con el país en crecimiento débil, grúas de nuevo en los horizontes de
Madrid, esta población –oficial y extraoficial- volviendo a crecer… el Tajo
vuelve a estar lleno de espuma como en los años 70, los 80, los 2000 y poco…
etc. Es la repetición, una vez más, de ese modelo de “progreso”… un Jarama que
no da abasto para diluir los residuos de un Madrid inmenso en crecimiento, en
crecimiento –así lo ha tenido desde siempre, lamentablemente- mal planificado,
con las infraestructuras de saneamiento y depuración años por detrás de lo que
se va construyendo, volúmenes de población por encima de lo que marcan las
cifras oficiales y… lluvias del otoño que desbordan las depuradoras. Esto es lo
que dice el Ayuntamiento de Madrid sobre este momento de crecimiento:
En fin, a pesar de mi posición de defensor a
ultranza del Tajo, sí podría llegar entender como argumento el querer salvar la
economía a corto plazo sosteniendo la polución del río –para cambiar de modelo
en cuanto fuera posible- pero a una declaración por parte del Delegado del
Gobierno que dice que “la culpa es del arroyo del Aserradero” solo se me ocurre
responder pidiendo su dimisión. Y paso directamente a ofrecer mi propia
conclusión:
¿Soluciones? A corto plazo, ninguna. Esta
recuperación económica, ni siquiera es realmente sólida. Es simplemente, “algo”,
después de años de estancamiento total… ayer leía en el periódico que la hucha
de las pensiones se acaba en diciembre de 2017. Hay
un paro crónico de medio millón de personas en el sector de la construcción en
España. Familias que lo han pasado realmente mal durante años, y Madrid, donde
más posibilidades tienen. Esto es España, y el estado lamentable del río Tajo,
el resultado de su modelo económico, en el año 1975 y en el año 2016. Y es muy
difícil salir de él a corto plazo.
Por lo tanto, para ir saliendo de la crisis
económica, Madrid se tendrá que seguir comiendo su “boina” de contaminación del
aire, y el Tajo, su contaminación líquida y sus espumas. Ambas están
relacionadas también, con lo cual…
Me autorresponderé, en fin, exigiendo medidas,
yendo algo más allá del Aserradero: que se anticipen las infraestructuras de
depuración a las nuevos desarrollos urbanísticos; que se sobredimensionen,
teniendo en cuenta la cantidad de puestos de trabajo que genera Madrid, la
cantidad de gente que afluye por necesidad a la metrópolis, y para intentar
evitar su desbordamiento cuando llegan las primeras lluvias fuertes tras la
canícula centroibérica.
Y si no hay dinero para depuración, que es
probable, pues ruego, una vez más, a Europa, a esa Europa que multa continuamente
al Estado Español por sus retrasos y mil malhaceres en planificación
hidrológica, para que las costee (mejor dicho, que vuelva a pagar las nuevas/ampliaciones,
etc.), y que alivie un poco la situación del río.
Y para mí, mientras, me quedaré con que la causa
de la porquería en el Tajo era, y es eso: “progreso
de dorada apariencia pero absolutamente irracional”. Nos daremos cuenta.
Algún siglo.