Actualmente es un tema de debate recurrente en
internet la despoblación de grandes zonas del territorio, fundamentalmente de
la meseta. Libros como “la España vacía”, asociaciones como Serranía
Celtibérica, http://www.celtiberica.es/ observatorios e iniciativas diversas analizan el problema
de la despoblación. Es un tema que me interesa bastante, pues no en vano el
Sistema Ibérico donde vivo es la zona con menor densidad de población de todo
el sur de Europa.
Por otro lado, también ultimamente se han
sufrido periodos de contaminación aérea intensa en Madrid debida a la actividad
industrial y los vehículos, se han publicado informes alertando de los peligros
de esta contaminación aérea… la despoblación y la masificación:
Hay que decir que la evidencia, hablando de
despoblación, es que nadie quiere vivir en los pueblos de zonas alejadas de
alguna capital, y que esas zonas ya no están en riesgo de despoblación, sino
despobladas. La gente quiere cines, quiere tiendas (dejaré a un lado el debate
de los centros comerciales, también interesante) quiere cafés, quiere centros
de deporte o cultura. La gente no quiere vivir donde para tener acceso a estos
servicios tenga que hacer una hora de viaje. Esa es la realidad objetiva. Las
únicas zonas de la meseta donde la población se mantiene (y menos mal) son las
ciudades, sobre todo las capitales de provincia, y su entorno inmediato.
Por ejemplo se puede ver el mapa de la evolución
poblacional de Castilla y León. Las zonas más despobladas, en rojo más intenso
son las más alejadas de las capitales de provincia. La excepción sería la zona
de las Merindades y Miranda por estar cerca de Euskadi.
También dejo un mapa del centro, la captura de un mapa interactivo de "El Confidencial"https://www.elconfidencial.com/espana/2017-01-06/espana-pierde-habitantes-despoblacion_1310809/ bastante chulo en el que se puede ver la evolución demográfica en cada municipio, en el que se ve en el centro la megalópolis madrileña que crece (en verde), y indistinguibles dentro del continuo verde Ávila, Segovia, Guadalajara, Talavera y Toledo, por lo que no se puede distinguir el mismo efecto que en Castilla y León salvo en Cuenca, que aparece como única chispa verde rodeada de 100 kilómetros de despoblación en color rojo, entre Madrid y Valencia. Y más al sur queda la zona manchega que tiene la particularidad de ser la única zona rural de la meseta que no se despuebla.
Pero en definitiva lo que quiero volver a remarcar
es que todo (casi todo) lo que está lejos de una capital, está despoblado. No “en riesgo de
despoblación”. Está despoblado, sin población activa. Hay jubilados más algún
agricultor o ganadero resistente y
merecedor de gran admiración. Esto es lo que hay que afrontar para
gestionar el territorio. No hay industrias, ni apenas servicios, ni gente
dispuesta a iniciar ningún tipo de actividad nueva en estas zonas.
Por otro lado, está Madrid como megalópolis global
(que sí, dejando a un lado la tendencia centralista de sus esferas políticas
que no trago, es simplemente una concentración de actividades de alto valor
añadido según las tendencias marcadas por la globalización mundial y patatín y
patatán…) está generando problemas de contaminación del aire, de colapsos de
tráfico y sus consiguientes desperdicios de energía, de abastecimiento y
depuración de aguas… cuanto menos importantes, solamente por la enorme concentración
humana que supone sobre un territorio al que no está adaptado. Deberíamos haber sabido planificarlo mejor.
Porque en otras latitudes de Europa con menos
anticiclones, con menos estancamiento de la circulación atmosférica que barren la contaminación aérea más, y con ríos
mucho más grandes que diluyen la contaminación del agua también más, las grandes megalópolis no quedan tan descuadradas. Por otro
lado, no soy tan pesimista sobre la calidad de vida en Madrid pensando a largo
plazo, pues creo que el desarrollo tecnológico ayudará a resolver esos
problemas. Pero lo dejaré aparte por ahora.
Generalizando (ya habrá tiempo de
particularizar en entradas posteriores cuando toque) el actual modelo de crecimiento
centrado en Madrid no me parece eficiente para nuestro territorio, por la infrautilización
de casi todo el espacio, y la saturación del área metropolitana madrileña.
La política hasta ahora ha sido de garantizar
la demanda de recursos. Es decir, en gestión del abastecimiento de agua, a base
de trasvases desde las zonas despobladas a las sobrepobladas, y en los
transportes, saturando estas últimas de vías de comunicación que a su vez quedan
también saturadas y… para al final acabar con la prohibición para los coches de
acceder al centro de las grandes ciudades a días alternos… mientras que las
zonas despobladas se quedan con las infraestructuras del siglo XIX.
Quemar los muebles para calentarse no me
parece una opción, y es lo que se ha hecho.Ahora hay muchas zonas que son irrecuperables.
No hay objetivamente ninguna razón para haber
desarrollado por encima de las posibilidades del territorio Madrid, y haber
dejado en el olvido a Salamanca, a Cuenca o a Soria. Por ejemplo. Porque estas
tienen los mismos recursos que Madrid o más. Por decirlo a lo bruto y simple:
la única razón es que a Felipe II le gustaba cazar en los montes de El Pardo, y
a partir de ahí se ha ido amontonando todo el tinglao.
El modelo territorial que defiendo se basa en:
1. Adaptación a usos de residencia secundaria
de los pueblos más alejados de las capitales. Porque es la posibilidad más
tangible de generar cierta economía basada en ello. Las otras alternativas
pueden salir casi solamente del turismo, o de centrales eléctricas de energías
renovables. Y casi ni eso, pues hasta una central eólica se puede prácticamente
controlar en la distancia. No hay estaciones de esquí ni costas, y el hecho es
que a la gente no le gusta vivir en esas zonas.
2. Dejar de concentrarlo todo en Madrid y
favorecer la implantación de industrias y servicios en otras ciudades que
actúen como polos de desarrollo y “anclas” de población. Sobre todo si son
capitales de provincia con una tradición de centro administrativo secular sobre
un territorio sobre el que ejercen además una función identitaria: porque esto
es conservar la riqueza cultural, también.
3. Regular la expansión de la gran
aglomeración madrileña en las provincias limítrofes, pues sobre todo en Toledo
por su más equitativo reparto de población y actividades, se puede intentar conseguir
un equilibrio territorial entre zonas rurales y urbanas, y por su cercanía a
Madrid y su menor despoblación, lo tienen más fácil que el resto.
Sobre todo reiterar que me quedo con el modelo
castellano tradicional centrado en las capitales, cada una asociada a su
provincia, porque además de ser el tradicional, me parece el esquema de
desarrollo más adaptado a nuestro territorio, el que favorece mejor su
utilización eficiente, donde por ejemplo hablando de recursos de agua no hay
ríos grandes como en Europa, pero cada capital está servida por un río mediano,
más o menos. Y sirven de ancla (de mercado laboral, de servicios…) para
mantener todos los pueblos de las cercanías, hasta media hora de viaje, y de
ayuda al sector agrario y ganadero.
Además es necesaria una mejora prioritaria de
los accesos e infraestructuras hasta las localidades de este rango para fijar
en ellos población, y la adaptación a un uso de residencia secundaria de los
pueblos más alejados de las capitales porque no van a tener prácticamente otra
alternativa, que pueden salir casi solamente del turismo, o de centrales
eléctricas de energías renovables. Y ni eso, pues hasta una central eólica se
puede prácticamente controlar en la distancia. Y poco más en realidad.
Para terminar decir que, evidentemente, no me
parece muy dificil llegar a estas conclusión: que el centralismo y la
sobreexplotación son malos, y que la despoblación también. Lo dificil y donde
hay que afinar es en la gestión de las áreas más o menos equilibradas, porque
cada caso y cada variable es diferente, pero por ahora queda fuera del alcance
de este blog de amateur. Pero bueno, ahí lo dejo como declaración de ideas
básicas.